Javier Ramos.- Es, quizás, el libro que más misterios guarda entre sus páginas. Se trata del único manuscrito de origen medieval que no ha conseguido ser descifrado hasta ahora. Los enigmas se suceden a lo largo de este libro de ciencia ilustrado, con contenidos desconocidos, escrito hace unos 600 años por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible. El Manuscrito Voynich se ha convertido, tras años de innumerables estudios, en el Santo Grial de la criptografía histórica, aunque los detractores de esta obra defienden la teoría de que el libro no es más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar que carecen de sentido alguno.
Invención o realidad, lo cierto es que el Manuscrito Voynich fascina hasta los más escépticos. Se trata de un libro del siglo XV redescubierto por Wilfred Voynich, del que toma el nombre, en 1912 en el colegio jesuita de Villa Mondragone, localidad cercana a Roma. Con prolijas encuadernaciones, el manuscrito está escrito con pluma sobre pergamino de ternera. Tiene más de un centenar de hojas plagadas de ilustraciones que representan plantas desconocidas y otros dibujos diferentes.
Su principal peculiaridad y atractivo reside en el idioma en el que está plasmado: una compleja concatenación de lo que se asemeja a una serie de caracteres romanos minúsculos escritos en cursiva, cuyo intento de traducción trae de cabeza a los más reputados lingüistas de todo el planeta. En la actualidad, el manuscrito se custodia con sumo cuidado en la Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos de la Universidad de Yale (Estados Unidos) Existen algunos investigadores que incluso han visto detrás de la confección del gran pergamino la mano del genial Leonardo da Vinci.
El libro, que tiene en total 240 páginas, está dividido en cinco secciones: una dedicada a las hierbas y plantas, otra a la astronomía, otra a la biología, otra a mapas y la última es una especie de recetario. Pese a que un buen número de botánicos creen haber identificado alguna de las especies vegetales que vienen retratadas, no hay constancia de la existencia de la gran mayoría.
Estudios realizados mediante el carbono 14 por el laboratorio de la Universidad de Arizona y el Instituto McCrone de Investigación de Chicago han descartado que el Manuscrito Voynich se trate de una falsificación reciente y que dataría del siglo XV, como ya se creía a partir de la correspondencia en la cual es citado y de algunas ilustraciones y adornos.
El manuscrito se puede consultar a través de esta dirección web:
http://beinecke.library.yale.edu/dl_crosscollex/SetsSearchExecXC.asp?srchtype=ITEM
Invención o realidad, lo cierto es que el Manuscrito Voynich fascina hasta los más escépticos. Se trata de un libro del siglo XV redescubierto por Wilfred Voynich, del que toma el nombre, en 1912 en el colegio jesuita de Villa Mondragone, localidad cercana a Roma. Con prolijas encuadernaciones, el manuscrito está escrito con pluma sobre pergamino de ternera. Tiene más de un centenar de hojas plagadas de ilustraciones que representan plantas desconocidas y otros dibujos diferentes.
Su principal peculiaridad y atractivo reside en el idioma en el que está plasmado: una compleja concatenación de lo que se asemeja a una serie de caracteres romanos minúsculos escritos en cursiva, cuyo intento de traducción trae de cabeza a los más reputados lingüistas de todo el planeta. En la actualidad, el manuscrito se custodia con sumo cuidado en la Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos de la Universidad de Yale (Estados Unidos) Existen algunos investigadores que incluso han visto detrás de la confección del gran pergamino la mano del genial Leonardo da Vinci.
El libro, que tiene en total 240 páginas, está dividido en cinco secciones: una dedicada a las hierbas y plantas, otra a la astronomía, otra a la biología, otra a mapas y la última es una especie de recetario. Pese a que un buen número de botánicos creen haber identificado alguna de las especies vegetales que vienen retratadas, no hay constancia de la existencia de la gran mayoría.
Estudios realizados mediante el carbono 14 por el laboratorio de la Universidad de Arizona y el Instituto McCrone de Investigación de Chicago han descartado que el Manuscrito Voynich se trate de una falsificación reciente y que dataría del siglo XV, como ya se creía a partir de la correspondencia en la cual es citado y de algunas ilustraciones y adornos.
El manuscrito se puede consultar a través de esta dirección web:
http://beinecke.library.yale.edu/dl_crosscollex/SetsSearchExecXC.asp?srchtype=ITEM
REMBRANDT, GRABADOR DE LA BIBLIA
Rembrandt realizó más de trescientas obras sobre historias y figuras de la Biblia (entre ellas, setenta aguafuertes), dotadas de un gran sentido de la composición, una sorprendente variedad técnica y una enorme expresividad emocional. El primero de sus grabados de temática bíblica data de 1626 y el último, de 1659. Para Rembrandt, el grabado no era un mero producto derivado de sus pinturas, sino un género dotado de un valor intrínseco. Con ello, seguía los pasos de sus más célebres predecesores, como Lucas van Leyden o Alberto Durero, llevándolos a un nuevo nivel. LEER MÁS
LAS FIGURAS BÍBLICAS DE VIRGIL SOLIS
Las primeras obras firmadas por Solis son de 1554. Su estilo, marcadamente decorativo y de vocación arquitectónica, sintonizó con cierta corriente en boga en el Renacimiento centroeuropeo por aquella época, que se complacía en fusionar temas y ornamentos de estirpe italiana con un gusto por lo abigarrado típicamente germánico. Su arte incorporó influencias de Durero, Beham y otros artistas. Su mejor obra son las Figuras Bíblicas del Antiguo y el Nuevo Testamento, que aquí analizamos, un proyecto gráfico sólido, quizás algo discutible bajo una óptica teológica, pero cautivador y apasionante desde la primera imagen hasta la última. LEER MÁS
LA MONUMENTAL BIBLIA DE MERIAN
En 1630 se publicaba en Estrasburgo la conocida como Biblia de Merian, la gran Biblia de Lutero con imágenes, publicada por Lazarus Zetzner, una de las editoras más importantes de Europa. Fue la primera vez que los famosos grabados al cobre del insigne artista Mateo Merian fueron insertados en el texto a dos columnas. Las planchas originales fueron posteriormente coloreadas a mano, dando a los volúmenes de las Sagradas Escrituras un relieve plástico y una hondura espiritual tan sólo comparable a los que, en su género, realizaron Durero, Cranach o Rembradt. LEER MÁS
JACQUES CALLOT, ACÉRRIMO CONTRARREFORMISTA
El célebre grabador francés Jacques Callot nació en una región de predominio católico, donde además la influencia de Roma era creciente. El propio autor formaba parte de la cofradía de la Inmaculada Concepción, e hizo causa común con el dogma de la Comunión de los Santos propugnada por el Concilio de Trento. No es extraño, pues, encontrar estos temas en su producción grabada: entre sus centenares de estampas se incluyen ciclos sobre la Virgen, o su serie sobre vidas de santos. LEER MÁS