El Apocalipsis de Durero: más allá de la teología


Carla Manzano.- Con tan sólo veintisiete años, Alberto Durero realiza su primera gran obra xilográfica, el Apocalipsis. Se trata del libro más enigmático y oscuro de las Sagradas Escrituras, lleno de simbolismos y profecías difíciles de comprender. Durero no interpreta las palabras de la Biblia en su obra, sino que traduce las profecías al pie de la letra en imagen visual. En 1498 se publica en Nüremberg una edición latina y otra alemana. La edición latina se inspiró en la Vulgata de san Jerónimo.

Esta obra constaba de quince grandes estampas publicadas como libro, en cuyo reverso se imprimía el «Libro de las Revelaciones» en latín o alemán. Las ilustraciones están firmadas en el centro de la parte inferior y se cree que aquí tenemos, por primera vez, el monograma de Durero, tan famoso e imitado: AD. En la mayoría de las xilografías (grabados en madera), el artista dibujaba directamente sobre las planchas. Fue tal el éxito de su obra que en 1511 se publicó una nueva edición latina con un grabado más en la portada que representa a San Juan con la Virgen y el Niño.

El Apocalipsis fue considerado inmediatamente un objeto de colección y se hizo célebre en toda Europa. También se publicaron estampas sueltas sin texto y, a partir de 1515, aparecieron copias no sólo en Alemania, sino también en Venecia, Francia y Rusia, y no sólo en xilografías y buriles, sino en pinturas, relieves, tapices y esmaltes.

El tratamiento de las figuras, de los ropajes, y el concepto de la escena están tremendamente avanzados, con una calidad casi pictórica de los volúmenes y las sombras. El Apocalipsis será una obra de referencia básica para todos los que trabajaron la técnica del grabado a partir de entonces.

Las estampas que incluye esta magna obra son, por este orden: el martirio de San Juan Evangelista; San Juan ante el Señor y siete candelabros de oro; San Juan ante el Señor y los ancianos; los cuatro jinetes; la apertura del quinto y sexto sellos; cuatro ángeles detienen los vientos; siete ángeles con trompetas; el combate de los cuatro ángeles; San Juan devorando el libro que el ángel le presenta; la mujer vestida de sol y el dragón de siete cabezas; el combate de San Miguel y el dragón; la bestia con cuernos de cordero; la adoración del cordero; la cortesana de Babilonia; y el ángel con la llave mostrando a San Juan la Nueva Jerusalén.

Una reciente edición facsimilar, limitada a 375 ejemplares, ha sido publicada por Ediciones de Arte y Bibliofilia y, en pocos meses, prácticamente está a punto de agotarse. Ello demuestra el interés que existe, aún hoy en día, no sólo por este genial autor, sino por la temática religiosa en lа actualidad, a despecho de ser la nuestra una sociedad secularizada. Pero, de la mano de la belleza y su empuje trascendente, uno puede disfrutar de todo tipo de imágenes más allá del significado estrictamente teológico al que parecen apuntar.






LAS FIGURAS BÍBLICAS DE VIRGIL SOLIS

Las primeras obras firmadas por Solis son de 1554. Su estilo, marcadamente decorativo y de vocación arquitectónica, sintonizó con cierta corriente en boga en el Renacimiento centroeuropeo por aquella época, que se complacía en fusionar temas y ornamentos de estirpe italiana con un gusto por lo abigarrado típicamente germánico. Su arte incorporó influencias de Durero, Beham y otros artistas. Su mejor obra son las Figuras Bíblicas del Antiguo y el Nuevo Testamento, que aquí analizamos, un proyecto gráfico sólido, quizás algo discutible bajo una óptica teológica, pero cautivador y apasionante desde la primera imagen hasta la última. LEER MÁS



LA MONUMENTAL BIBLIA DE MERIAN 

En 1630 se publicaba en Estrasburgo la conocida como Biblia de Merian, la gran Biblia de Lutero con imágenes, publicada por Lazarus Zetzner, una de las editoras más importantes de Europa. Fue la primera vez que los famosos grabados al cobre del insigne artista Mateo Merian fueron insertados en el texto a dos columnas. Las planchas originales fueron posteriormente coloreadas a mano, dando a los volúmenes de las Sagradas Escrituras un relieve plástico y una hondura espiritual tan sólo comparable a los que, en su género, realizaron Durero, Cranach o Rembradt. LEER MÁS




JACQUES CALLOT, ACÉRRIMO CONTRARREFORMISTA

El célebre grabador francés Jacques Callot nació en una región de predominio católico, donde además la influencia de Roma era creciente. El propio autor formaba parte de la cofradía de la Inmaculada Concepción, e hizo causa común con el dogma de la Comunión de los Santos propugnada por el Concilio de Trento. No es extraño, pues, encontrar estos temas en su producción grabada: entre sus centenares de estampas se incluyen ciclos sobre la Virgen, o su serie sobre vidas de santos. LEER MÁS



REMBRANDT, GRABADOR DE LA BIBLIA

Rembrandt realizó más de trescientas obras sobre historias y figuras de la Biblia (entre ellas, setenta aguafuertes), dotadas de un gran sentido de la composición, una sorprendente variedad técnica y una enorme expresividad emocional. El primero de sus grabados de temática bíblica data de 1626 y el último, de 1659. Para Rembrandt, el grabado no era un mero producto derivado de sus pinturas, sino un género dotado de un valor intrínseco. Con ello, seguía los pasos de sus más célebres predecesores, como Lucas van Leyden o Alberto Durero, lo cual le reportó una considerable fama ya en su momento. LEER MÁS