Los hermanos Dalziel, grabadores exquisitos


Manuel O. Cano.- Dentro de la corriente pre-rafaelita, que supuso durante el siglo XIX una reivindicación de los valores anteriores a la industrialización (como la artesanía, la simplicidad y la espiritualidad), los hermanos Dalziel se convirtieron en los paladines en la difusión de obra gráfica inspirada en ellos. De su mano, se difundieron volúmenes ilustrados con un exquisito sentido de la forma, entre los cuales se encuentran innumerables ediciones de libros infantiles acompañados por sus grabados.

Edward Dalziel, nacido en 1817 en Wooler, fue el primogénito de una familia numerosa de dilatada experiencia en el campo artístico. Junto con su hermano George, en 1839 decidió aunar fuerzas con su hermano George para constituir en Londres uno de los emporios más afamados de las artes gráficas de su época. Uno de los aspectos que más llaman la atención fue la elección de la xilografía en lugar de la más moderna litografía, con lo cual ponían énfasis en su amor por las técnicas antiguas, más artesanales y, en cierto punto, rústicas.

Su producción incluía tanto creaciones originales como traslaciones a la plancha de madera de obras de Arthur Boyd Houghton, John Gilbert, William Holman Hunt, John Everett Millais o Dante Gabriel Rossetti. Esta práctica de trasponer al grabado obras de origen pictórico tenía una amplia tradición, que se remonta hasta el siglo XVII, y era una forma de poner a disposición de un público vasto unas obras que, de lo contrario, sólo podrían haber disfrutado sus propietarios particulares.

Aparte de la producción estrictamente editorial, los hermanos Dalziel se consagraron a la creación de obras para las revistas ilustradas, un producto en auge durante el siglo XIX.

Ilustraciòn para El nuevo traje del emperador

En 1860, un tercer hermano, Thomas, se unió a la empresa familiar, lo cual supuso un considerable aumento de la producción del taller de los Dalziel. De sus prensas salieron ediciones ilustradas de La carrera de un libertino o de las Noches árabes, así como numerosos títulos de Charles Dickens. Uno de sus proyectos más ambiciosos, la edición de una Biblia ilustrada por los artistas más reputados de la época, tuvo que conformarse al final con una Galería que, a pesar de no reunir la totalidad de las láminas previstas en un principio, sí incluye a algunos de los creadores gráficos más importantes de todo el XIX inglés, como Ford Madox Brown, Edward Burne-Jones o William Holman Hunt.

En 1901 se publicó A Record of Fifty Years’ Work, una especie de autobiografía donde George y Edward Dalziel plasmaron sus recuerdos de los cincuenta años al frente de uno de los talleres gráficos más prósperos y creativos de su época.


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